Mis razones para estudiar la lengua de signos

Mis razones para estudiar la lengua de signos

Estimado lector, me llamo Alejandra Baley, estoy estudiando Psicología y Criminología en la Universidad Pontificia de Comillas, una carrera que estoy disfrutando muchísimo, y en la que quiero explorar todas las terapias y tratos sociales que en ella se incluyen. Espero que mi perspectiva sobre el mundo de la sordera y mis proyectos te inviten si tienes posibilidad a incorporar en tu propio mundo algún trato con personas sordas.

En primer lugar, me gustaría resaltar la importancia del millón y medio de personas que, actualmente padecen sordera en la población española, que, aun siendo un reducido porcentaje, es un sector que necesita muchos recursos, I + d+ i, servicios de atención específicos, etc.

Estas personas, por desgracia, en muchas ocasiones, a lo largo de la historia se han encontrado vulneradas en sus derechos, o han sufrido falta de medios para su máxima integración en la sociedad. Sin embargo, hoy en día su situación mejora con la evolución tecnológica y el desarrollo sanitario incrementando así su bienestar. A su vez fue un importante avance, el reconocimiento de la lengua de signos en España, pues acercó la comunidad sorda y oyente

La sordera supone un hándicap a la hora de la comunicación con personas oyentes, pues pocas conocen su lenguaje, o comprenden su situación personal. Por ello, personalmente, he tomado la decisión de cursar este magnífico lenguaje que, en mi opinión, es digno de admiración, pues muestra la manera en la que el ser humano busca vías para poder comunicarse, en las condiciones en las que se encuentre.

Uno de mis propósitos es poder el día de mañana, tratar a estas personas psicológicamente si lo desean, y que tengan la oportunidad de encontrar un desahogo emocional como cualquier otra persona oyente. Tener un momento de crecimiento personal o la oportunidad de tener terapias de grupo con personas en las mismas condiciones, pues la comprensión sería foco de unión.

Otro punto de vista en el ámbito laboral:

La mayor integración de la lengua sordomuda, en el mundo laboral de profesionales como pueden ser educadores de escuelas ordinarias, sería un punto muy favorable para estas personas, así como la experiencia de convivir con chicos de su edad que puede resultar muy favorecedora para ambas partes.

Mi vida personal como factor más influyente:

En cierto modo, aunque no sea el caso de la sordera, mi experiencia con personas con algún tipo de dificultad o patología mental en Estados Unidos, en mi universidad o en mi propia familia, me ha hecho tomar conciencia de lo importante que es insertar a estas personas en el día a día de todo el mundo. En mi opinión, es importante tomar más en consideración qué facilidades puede aportar cada persona desde sus posibilidades y ponerlo al servicio. En el caso de la sordera, fue una investigación estadística sobre la escasa cantidad de servicios psicológicos que se ofrecían en España, lo que me impulsó a tomar esta decisión. Gracias a la información que me ha proporcionado NACERSORDO, he encontrado buenos cursos, en los que podré especializarme en la materia. ¡Incluso se han planteado la idea de proporcionar cursos de la lengua sordomuda ellos mismos!

Por otro lado, una vez planteada mi idea de estudiar esta lengua, me impulsa aún más, el hecho de haber sufrido en mi propia carne, lo que es una discapacidad, en mi caso fue una insuficiencia renal, que, tras seis meses de diálisis, finalizó con un trasplante renal, donado por mi padre, un regalo insuperable y una muestra de amor que me ha marcado la vida entera y mi punto de mira en la vida. En esos momentos comprendí lo importante que era la escucha para las personas que se encontraban conmigo en la sala de diálisis, en los pasillos del hospital, incluso tus compañeras de habitación, hacerles sentirse escuchado y comprendido, es el único regalo que tenía yo en mis circunstancias para ofrecer. Así fue como encontré mi vocación como psicóloga y la base que tomo en muchas de mis decisiones, como esta misma que os he redactado.

Muchas gracias,
Alejandra Baley