Entré en la comunidad sorda hace 15 años por medio de una amiga. Antes de ese momento nunca había tenido relación con nadie que padeciese sordera y ni siquiera me planteaba (aunque sabía que existía) que hubiese gente que pudiese hacer una vida completamente normal sin oír nada.
Cuando entré en el grupo me sorprendieron algunas cosas:
- Ellos me admiraban simplemente por ser una persona oyente, algo que para mi hasta ese momento no había tenido un valor especial.
- Se presentaban diciendo: «Hola soy sordo y me llamo …», una persona oyente nunca se presentaría diciendo «Hola soy bajita, soy miope…»
Pero lo que más me sorprendió fue su interés en hacerte estar cómodo, en establecer una comunicación contigo y en repetir mil veces las cosas hasta que conseguías enterarte (porque sí, ellos tienen una habilidad sorprendente para entenderte, pero para un oyente es misión imposible vivir sin basarse en los sonidos y la voz)
Cómo he dicho antes, la convivencia con ellos es muy sencilla porque ponen mucho de su parte, aunque te tienes que acostumbrar a algunas cosas:
- Por más que chilles es muy seguro que no te oigan, todavía menos si están dentro de la ducha.
- Son personas bastante ruidosas sobretodo por la noche, pero a cambio tu puedes hacer todo el ruido que quieras mientras no enciendas la luz.
- Y si tienes una pareja que padece sordera tendrás que aprender a diferenciar entre las veces que no te oye y las veces que no te escucha.
Yo, de aquella experiencia y de entrar a conocer a la comunidad sorda, me llevé una de las cosas más importantes de mi vida, mi pareja. Desde que nos conocimos no ha existido ninguna razón por la que nos hayamos visto diferentes el uno al otro, ninguna ventaja o desventaja para ninguno, ninguna diferencia entre una persona oyente y una sorda. Nos admiramos el uno al otro e intentamos ayudarnos en lo que podemos como hace cualquier pareja.
Admiro a las personas que padecen sordera porque he podido ver que hay cosas que para ellas cuestan el doble de trabajo y aun así se enfrentan a todo con una sonrisa en la cara. No creo que la sordera sea «un defecto» sino otro reto a superar, y gracias a la tecnología, el apoyo de familiares, amigos y profesionales conseguiremos que los discapacitados auditivos dejen de tener barreras.