Discapacidad y maternidad, una realidad

Discapacidad y maternidad, una realidad

Soy Mercedes, sorda profunda bilateral, a los 11 años me operé del oído izquierdo y me pusieron un implante coclear porque, sinceramente, antes no oía nada con los audífonos, ni tan siquiera un golpe fuerte.

Desde que me pusieron el implante, cambió mi vida radicalmente. Pasé a sentirme más segura, podía oír la voz de mi familia (siempre lo había deseado) y quería saber cómo sonaban las bocinas de los coches, los ruidos de la calle, los pajaritos, la música… Hasta pude seguir las conversaciones de mi grupo de amigas y, en resumen, hablaba cada vez mejor. Eso sí, tuve que trabajar muchísimo, haciendo rehabilitación y logopedia de manera continua. Cada día oía mejor y mejor, gracias al implante que fue y es el motor de mi vida y por supuesto gracias por el gran esfuerzo de mis padres y mi hermana.

Cuando terminé bachillerato, pasé a hacer magisterio de educación primaria e infantil, posteriormente psicopedagogía en la Universidad Villanueva, adscrita a la Universidad Complutense. Francamente, no tuve ningún problema, pidiendo tan sólo una adaptación con una asignatura de inglés. Todos los profesores y compañer@s me ayudaron, me pasaban todos los apuntes e incluso las presentaciones en power point.

Actualmente, trabajo en el CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), como técnica de género desde 2011, encontrándome muy contenta con el puesto y responsabilidades asignadas. Durante todo este desarrollo, me casé y dos años después, tuve a una niña, la más preciosa del mundo.

Es una niña oyente, y sabe perfectamente que sus padres son sordos desde que nació, es algo muy natural. A pesar de su corta edad, nos ayuda muchísimo incluso avisándonos de que está sonando el timbre de la puerta.

Sin duda, ser madre es lo más bonito que hay. Por supuesto, tener una discapacidad no impide en absoluto ser madre, y como digo en ocasiones, nada es imposible.